LA VIDA



LA VIDA
(OCTAVA REAL)

Es dulce el transcurrir de la mañana,
estrenando sonrisas y canciones.
En la boca marfil, suspiro grana,
en los ojos, destellos de ilusiones.
De música la vida se engalana,
influjo del candor y de emociones.
Reina el esplín, al declinar la tarde,
en la hoguera del tiempo, triste, arde.

María Bote

ROMANCE DE LA HUIDA


ROMANCE DE LA HUIDA

Huyendo voy de la noche
que se acerca con sigilo,
del pesar y de los llantos,
de la estrechez del camino.
Llamo a la aurora escondida
tras el perfil de un olivo,
mientras huyo de la ausencia
de la mano del amigo,
de los vientos y desmanes,
de resumir lo vivido.
Van dejándome las horas
prendida de los suspiros.
Huyo del pudor falaz,
ruin baúl amarillo.
Huyendo voy de los dioses
de ofrendas en abanico
y siembro con un clamor
el aire de mis aliños.
Quiero huir de pedregales
áridos y anegadizos.
Huyo de lutos y afrentas
guardadas por los antiguos,
de la mística engañosa,
de los sayales contritos.
En la huida de los sueños
me perdí por los abismos
anegados de cenizas,
sin luz y sin acertijos.
Es largo el atardecer
y siento en el alma frío…

María Bote

CAMINANTES


Con mi felicitación para todos los enamorados, los que lo hayan estado y los que estén a punto de estarlo. Por S. Valentín.


CAMINANTES
(SONETO MODERNISTA)

Aunque estás junto a mí siempre te extraño.
Quiero darte mi alma toda entera,
de tu bendita miel vivo en la espera,
de tu luz sin penumbras y sin daño.

Aceite de candil, año tras año,
racimo en tu lagar, hasta que muera.
Pasearé la vida con tu hoguera,
sin el negro crespón del desengaño.

Tus ojos transparentes de virtud
enamoran al agua y su concierto.
Mi corazón, vendaval encubierto
sin brújula, bajel de gratitud.

Caminantes al son de tu laúd
por las sendas de oasis sin desierto.

María Bote
5-2-2007

A Paco, mi compañero leal en el camino de la vida.

LA MUSA


LA MUSA
(SONETO SHAKESPERIANO)

Cuando colmo a la musa de homilías,
desarmada se va por la tangente.
Se deja seducir por la corriente
del rutinario curso de los días.

Cuando la flor me dona su frecuencia,
gozosamente ciño su cintura,
me pierdo por su lar y su hermosura,
a su cálida luz pido clemencia.

Cuando de noche sueño con la luna,
ilumina mi voz y mi palabra;
soy el surco, Selene esparce y labra
lo que será cosecha de fortuna.

El verso no resiste mi demora,
le gusta visitarme a cualquier hora.

María Bote
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