EXTRAÑA NOCHE
EXTRAÑA NOCHE
SONETO BLANCO.
Pasajera ilusión, leve esperanza;
un ligero tejido de inocencia
vistió de tenue azul la extraña noche,
con músicas y letras a raudales.
Vino la gris tristeza cabalgando
en un potro indulgente de amistad
y la silla sin dueña, vil acero,
asilado, punzante entre mis ojos.
Me bebí de la copa el amargor,
la culpa sin remedio de mi risa.
Un antifaz sin mueca, con historia.
Dulce mujer, tus versos al poniente
brillarán por la senda de lo oculto.
Vuelve al jardín, rechaza los abismos.
María Bote
27-6-2009
SONETO BLANCO.
Pasajera ilusión, leve esperanza;
un ligero tejido de inocencia
vistió de tenue azul la extraña noche,
con músicas y letras a raudales.
Vino la gris tristeza cabalgando
en un potro indulgente de amistad
y la silla sin dueña, vil acero,
asilado, punzante entre mis ojos.
Me bebí de la copa el amargor,
la culpa sin remedio de mi risa.
Un antifaz sin mueca, con historia.
Dulce mujer, tus versos al poniente
brillarán por la senda de lo oculto.
Vuelve al jardín, rechaza los abismos.
María Bote
27-6-2009
Yo tuve esa noche sentimientos encontrados;
estábamos disfrutando, mas me apenaba la silla vacía, frente a mí, de una compañera y amiga que, repentinamente, tuvo un problema inesperado y preocupante de salud.
De ahí, que esa amalgama de situaciones y sensaciones, me inspirase el soneto blanco:
EXTRAÑA NOCHE