OTOÑO


OTOÑO


Atónito el jardín ante el alud de ocres,
el viento se estremece al crujir de las hojas.
Ya se encogen los días
y reinan los ocasos.
Un decadente beso de lágrimas desnudas
transita por mi piel.

Con el dolor profundo de los soles perdidos,
el otoño y mi vida se abrazan y se funden.
Es una estación débil
a la sombra del viento,
al púdico remanso de la tarde
y, la voz de la escarcha
suplica en el cristal.
Por la estéril pendiente resbala la tristeza
y siento el corazón herido por la lluvia,
esparciendo semillas
inútiles al surco.

La besana no acoge
mi grito y desconsuelo.

María Bote.

ROMANCE DE LA ESPERA


ROMANCE DE LA ESPERA

Esperando en tarde gris,
al filo de los recuerdos,
estoy sentada en la orilla
roja y ocre del sendero.
Las nubes llenan de cirios
el azul pretil del cielo
y las quejumbres del aire
peregrinan a mis sueños.
Cuando la aurora me niegue
su presencia y su renuevo,
se deshojará mi flor
por el surco de los versos.
Y si aparece la noche
en su corcel de silencios,
secará los manantiales,
el perfil de los veneros.
Con lágrimas de azucena,
melancólico misterio,
a la pasión inconclusa
despediré sin consuelo.
Música, flores y luz,
torbellinos de mi empeño,
seréis cuentas en rosario
por dunas de los desiertos.
Esperaré la llamada,
mi fardo recomponiendo,
dispuesta a subir al tren
silente de los secretos.
En mi equipaje, suspiros,
el crúor en los pañuelos
bordados por mariposas
cómplices de mis tormentos.
No me encontrará la noche
desnuda y sin aderezos;
me ceñiré la guirnalda
de poemas y de besos
para traspasar el puente
sin retorno de los miedos.
Recíbanme las violetas
buscando sitio en mi pecho.

María Bote
8 – 11 - 2009
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