COMO EL ÁRBOL


COMO EL ÁRBOL

Se nace como el árbol,

desnudo y tembloroso;
a la mitad del tiempo
es verde y fulgurante.
Alcanza plenitud
cuando acoge su fronda
los nidales y trinos,
cuando el tronco potente
es la base de ramas
aromosas y múltiples.

Después de darlo todo:
sombra, cobijo y cama,
termina solo y mustio,
enferma y envejece.
Y talarán sus sueños
con hachas de amarguras.

Se muere como el árbol.

María Bote

DADME...



DADME…

Sobre el perfil de un poema
describiré sin angustias:
las auras de amaneceres,
lagos de espejo y nenúfar,
el sonido de los bosques,
los cielos, el mar, la luna...
Dadme los sones del alma,
en su azul coloratura.

 La vida se recompone
con sus cromáticas blusas
y cose mi corazón
con la magia de su aguja.
Dadme las copas del viento
para escanciar mis preguntas.

La esencia habita en las cosas,
desde el pesar a la música.
Dadme la luz de los cosmos
y no precisaré brújula.
Derribaré las barreras
los rencores y disputas
por sembrar de claridades
los yermos de las penumbras.

Dadme la voz del poeta
para esquivar a la burla
y yo enterraré las hieles
bajo plantíos de azúcar.
Si la ingratitud me sigue,
siempre quedará la fuga.

Dadme el abrazo de un niño
y redimiré mis culpas
por las celestes repisas
donde los versos conjugan;
mientras hago mi equipaje,
ligero, como las plumas,
sobre un cristal sosegado
donde el desdén no se cruza.


Bordando estoy por la paz,
sin bastidores de luchas;
por que se estrelle la guerra
en la más angosta curva
y que desechen los hombres
sus egoísmos y dudas.
Dadme el son de las canciones
para que al llanto destruyan.

Quiero colgar en pretiles
mis ilusiones fecundas.
Dadme piel para estampar,
de mis deseos, la suma…    

María Bote.

OTOÑO DE LA VIDA



OTOÑO DE LA VIDA

El árbol se estremece por las hojas
caídas de su esencia y su regazo,
y recoge la luz de los ocasos
en los días que gimen y se acortan.

También mi corazón, de ausencias llora
en pretiles de ocres y dorados.
Otoño de la vida desechando
raíces de simientes que me abonan.

En la tarde se escucha la campana,
riega con su tañer y su armonía
la ruda sequedad de los caminos.

El tiempo y su cadencia se derraman
sobre el tapiz gastado de la vida,
añorantes  del sol en su retiro.

María Bote

REDONDILLAS A CÁDIZ

ACABO DE VOLVER IMPREGNADA DE AZULES Y SALES. UN ABRAZO A TODOS Y TODAS.



REDONDILLAS A CÁDIZ

          De nácar tu fina espuma
con rumor de caracolas,
en el vaivén de las olas
tu belleza se consuma.

En el reino de lo azul
tiene tu gracia aposento;
de antigüedad monumento
velado de sal y tul.

De claridad un alarde,
del océano mimada,
sirena de piel dorada,
joyero de sol y jades.

Es tu canción la alegría
de conchas y madreperlas,
lloran mis ojos por verlas
lucientes en tu bahía.

Delirio de las gaviotas,
Cádiz, espejo de plata,
del sur, borlón escarlata,
sueño derramado a gotas.

En tu blanca luz sutil
mi corazón está preso,
y te regalo mi beso
bajo tu embrujo de añil.

María Bote                         
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