ROMANCE A LA DEHESA

Reposición


                                  ROMANCE A LA DEHESA.
(EN LOS BAÑOS DE S. GREGORIO, BROZAS) 

                           Al aromado encinar
vienen albores del cielo;
                           son para mí, vida y luz,
paréntesis de lo negro,
dulces, sonoros violines
apagando los silencios.

Escribo envuelta en la brisa
del estanque, fiel espejo.

Ora, dehesa, por mí
y descúbreme el misterio.
                           Tus crespones, leves aguas,
humedecerán mis versos;
los jarales y arboledas
pregonan arcanos tiempos,
en abanicos de azules
donde dibujan los vientos.

Con menta, lavanda y paz,
bordo el tapiz de los sueños,
para encontrarme conmigo
en tus perfiles serenos.
De noche, cuando la luna
atesora los secretos,
mi corazón anhelante
se prende sobre el  lucero.

En el puzle inacabado
de lo sabido y lo incierto,
me llegará la esperanza
junto al milagro supremo;
                          la voz acariciadora
                         del lar amoroso y tierno.
                                         
                         Testigo son mis fervores,
de la mística en tu templo.

Tierra, tus soles radiantes
y tu mirar hacia adentro,
me embargan con sus deleites.
                           Es mi orgullo tu abolengo,
                           y en tu luz de amanecida
                                   busca su trono mi reino.

                                     María Bote


EL MILAGRO DE LAS FLORES



EL MILAGRO DE LAS FLORES
     (SONETO BLANCO)

Oigo un aletear de las gaviotas
en la voz alargada de la tarde.
El viento bambolea mi jardín,
el delirante azul de mis esbozos.

Un suspiro de  espuma en la veleta
despedirá su acorde rumbo al este,
en alas del dolor y su quebranto,
con su melancolía incontenible.

Si de la tierra mana tenue luz,
o dibuja un pincel ocasos dulces,
germinará la arcilla con mis versos.

Tal vez un horizonte con futuro
llenará de esperanza mi intuición.
El milagro sublime de las flores.

María Bote

SIN LUNAS


Se me quedó sin lunas
el cielo de mi guerra,
me persigue la voz de la ignominia.
He de esperar, a solas,
a que se aleje el miedo
y florezca el camino de mi afán.
Sólo podré nutrirme
del silencio y su herida lacerante.
Fingiré que no extraño sus presencias.
Venid, venid, ausentes,
a restaurarme el alma,
a consolar el duelo de los siglos…

María Bote

LA MUSA


LA MUSA
(SONETO SHAKESPERIANO)

                                   Cuando colmo a la musa de homilías,
desarmada se va por la tangente.
Se deja seducir por la corriente
del rutinario curso de los días.

Cuando la flor me dona su frecuencia,
gozosamente ciño su cintura,
me pierdo por su lar y su hermosura,
a su cálida luz pido clemencia.

Cuando de noche sueño con la luna,
ilumina mi voz y mi palabra;
soy el surco,  Selene esparce y labra
lo que será cosecha de fortuna.

El verso no resiste mi demora,
le gusta visitarme a cualquier hora.

                                             María Bote

AL MAR


AL MAR.
(OCTAVA REAL)

Yo persigo la luz de tus orillas,
sirena en el abrupto acantilado,
para sentir tu beso en las mejillas
y el húmedo puñal en mi costado.
Me llaman tus azules maravillas,
la canción del abismo enamorado…
Hoy quisiera fundirme en tu universo,
escondida en la concha de mi verso.

María Bote
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