SONETO INVERTIDO
Éste soneto lo escribí el pasado año por estas fechas, recordando a las vidas que se me fueron llevándose con ellas trocitos de la mía propia. Lo repongo aquí para honrar sus memorias.
AQUÍ ESTÁN
Mi casa es la casa de mis muertos,
sus sonrisas presiden los estantes
y asisten a trasiegos incesantes.
Juntos, con los mayores los infantes;
sus miradas atentas y constantes,
al filo de mi amor siguen despiertos.
Aquí están, su corriente se derrama
en el sabor perdido de las cosas.
Errantes e invisibles mariposas,
de un tembloroso cirio leve llama.
Mi memoria los cita y los proclama
con aromado acento de las rosas.
Sus esencias sutiles, pudorosas,
son la raíz perenne de mi rama.
María Bote