COPLAS SENTIDAS

Queridos amios y seguidores/as. Con este poema me despido hasta mi vuelta del balneario donde iremos a pasar unos días. Feliz verano para todos y todas. Besos.

COPLAS SENTIDAS

la tristeza en tu mirada
plena de adioses,
prende en su filo de espada
mis entredoses.

En la noche de tu ausencia
gime la luna
y la flor de la inclemencia,
yace en la duna.

El asombro inusitado,
pudo al lenguaje.
Es mi sueño inacabado,
fiel equipaje.

La quietud de tu navío,
lloran las aguas,
retan en su desvarío,
a mis enaguas.

María Bote


MIS SUEÑOS

 
MIS SUEÑOS

                                   Sumisa dormiré con la ventana abierta.
En rito sigiloso me cubrirá la luna,
derramando su luz sobre mi tenue esencia,
con fulgurante empeño por ceñir mi cintura.

Y sentiré el abrazo sensual de las auroras
al llenarse la estancia  de luces y avaricias.
Se escucharán los trinos precoces de la alondra
si vislumbro en mis sueños despedirse la vida.

  Con su fervor, aguarda la cortina silente
  a que la bruma quiera  perseguir al silencio.
 Entonces, la mañana, al encontrarme inerme,
encenderá el oscuro velón de los misterios.
.

De poemas soñados, forjaré una corona,
la triste flor del alba reposará en mi sien.
Porfías de tinieblas, de luz, mi sangre toda,
un manantial de adioses, extraña placidez.

                                  María Bote.

LOS CINCO SENTIDOS

A la izquierda del escritorio, mantengo siempre las cinco hojas.
 En una, plasmo los sabores: el de las frutas, los asados y guisos y, sobre todo, el de los besos…
 En otra, los olores de la flor, de la tierra mojada, el mar…su aroma (el de él) y sobre todo ¡Humm! la piel de los recién nacidos.
 En otra hoja pongo siempre los sonidos: la música, los trinos de los pájaros, las voces de los seres queridos, el sonar de las olas y, más que nada, las risas de los niños.
 En la cuarta hoja, intento plasmar lo que veo: la lluvia cayendo mansamente sobre las hojas doradas del otoño, el estallido multicolor de la primavera, los montes, los ríos, el rostro de cada ser amado y, por encima de todo, las caritas (una de miel y rosas y la otra de jazmín y nácar) de mis dos nietas.
  Por último, en la quinta; el tacto de la seda, del pétalo aterciopelado de la rosa, de sus manos (las de él) y sobre todo, la maravilla de la piel recién estrenada que envuelve a mi Alba y mi Rocío.
 En verdad es que, siempre, en mi escritorio, mantengo muy abiertos los cinco sentidos.

           María Bote
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