LA LUZ DE LOS MILAGROS



LA LUZ DE LOS MILAGROS

Te buscaré en la sombra.
Para no deslumbrarme con los rayos del sol estoy en la penumbra;
                           ven, hablemos bajito,
aquí serán tus ojos
luces de madrugada.

El amor nos redime, mitiga los pesares
y yo seré la hoja perenne de tu árbol;
ni un viento furibundo me arrancará de ti,
pues sólo en ti confío.

Me cubrirán  aromas y el calor de tu piel;
un oasis de ensueños
se vislumbra, cercano y transparente.
Concebiremos juntos
la luz de los milagros…

     María Bote

AGRAVIOS



AGRAVIOS
(AL ANCIANO ANÓNIMO)

Cuánto dolor tupido de orfandades
preñadas del ayer sin contraseñas.
Las liras del adiós tañes y empeñas
en púlpitos de agravios y maldades.

Sólo te ocupan hoy las soledades
en un baúl de afecto que me enseñas.
Sin vigor ni alegría te despeñas
en la pendiente vil de mezquindades.

Lágrimas en tu voz que nadie escucha,
olvidos de la entrega y el desvelo
acarician tu rostro marchitado.

 Vistes la ingratitud de larga lucha,
cubres el corazón con rudo velo,
sin ser en parte alguna el invitado.

 María Bote

Hace algún tiempo fuí a visitar una residencia de ancianos y, de mi conversación con uno de ellos, de la escucha de los pesares que me contaba (sus hijos ni siquiera iban a visitarle) nació este soneto.

¿RECUERDAS?



¿RECUERDAS?

Recubrían tu mástil suavísimos cendales.
Un aromado altar de pétalos azules
acogió los murmullos y latidos;
y eran mariposas las palabras,
al libar en el cáliz de los besos
néctares de avaricias.
¿Recuerdas?
Fundimos el amor, ritual celeste,
en cuencos de ambrosías y  crisoles,
mientras nos enlazaban
los brazos de la mar.
Nos envolvió el suspiro de una rosa,
el fúlgido destello de la luna…

María Bote

LA LLUVIA DEL OLVIDO




LA LLUVIA DEL OLVIDO

Ha llegado la lluvia del olvido
y se apagó el rescoldo de la hoguera.
Deshojadas, las flores de la espera
se despiden del gozo convenido.

El invierno nos muestra su latido
y el surco no inventó la sementera.
Añora ya el pensil la primavera
y no escribe la música en mi oído.

Ansiosa de las fuentes y su canto
voy errante por duro pedregal,
con la antorcha encendida de mi verso.

Quisiera humedecer el universo
con el rocío leve del rosal,
mas sólo tengo el agua de mi llanto.


María Bote

SOLES DE JÚBILO



SOLES DE JÚBILO

En el jardín secreto
donde crecen los árboles inmunes,
donde se escuchan cantos de violetas
y la magia infantil habita aún,
se ordena el caos
y todo resplandece.
Mis brazos vigorizan  sus pilares
mientras voy a la busca del aliento.
Brillan soles de júbilo
cuando funden la angustia inacabada.
Es un jardín secreto en la memoria;
en él se esfuma
mi gran desolación,
por las dulces veredas del ocaso…

María Bote
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